Es invierno al mostrar su corazón
La noche es su cárcel habitual
Y sugiere la inocencia de herir
A la triste condena en soledad
Tus cínicos actos confiesan tu dolor
Tu sonrisa extinta en el tiempo
Esas manos heridas de tocar
Esos labios que sangran amor
Esas risas que supiste esculpir
Esas mismas que solía provocar
Hoy se fueron, el desierto es realidad
La injusticia de lo sobrenatural
La distancia es la constante entre los dos.
Y esta noche doy señales para mí…
Escúchame gritar: tienes de plomo la calavera.
lunes, 3 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario